Cuba subió del quinto al cuarto lugar. Ya suma 27 medallas de oro. Un archipiélago tan pequeño en ese lugar es digno de admirar, entre tantos países grandes, pero no se pierden las esperanzas de subir un peldaño más, solo queda esperar.
Con motivo de los mundiales de natación que se disputan entre el 24 de julio y el 9 de agosto en la ciudad de Kazán, se ofrecen las siguientes claves para redactar de forma adecuada las informaciones relacionadas con este evento deportivo:
1. La ciudad rusa donde se celebra este campeonato es Kazán, con tilde en la a.
2. Los nombres de las disciplinas que se llevarán a cabo son natación, aguas abiertas, saltos(o clavados), natación sincronizada(o nado sincronizado), waterpolo (o polo acuático) y saltos de gran altura(denominación preferible en español al extranjerismo high diving).
3. La forma piscina es la más extendida para designar el lugar donde se practica la natación, aunque también se denomina alberca (en México) o pileta (en Argentina, Bolivia y Uruguay).
4. Hay cuatro estilos de natación: braza, mariposa, espalda y crol. Se recomienda escribir este último así (crol), y no con la grafía inglesa crawl, tal como indica el Diccionario panhispánico de dudas. Por estilo libre, mejor que free style, se entiende aquella prueba en la que el nadador puede elegir el estilo en el que compite (mayoritariamente se escoge el crol por ser el más rápido).
5. A partir de la adaptación crol se ha creado el derivado crolista (o nadador de crol), que es masculino y femenino: el o la crolista.
6. El deportista que practica el waterpolo recibe el nombre de waterpolista.
7. Plongeres un término francés innecesario utilizado en la jerga de los deportes acuáticos; lo recomendable es sustituirlo en español por zambullirse (cuando es verbo) y zambullida (cuando es sustantivo).
8.Golaveraje es la españolización de la expresión inglesa goal average. Junto con este anglicismo adaptado convive la expresión diferencia (o promedio) de goles o de tantos.
9. La grafía apropiada es penalti(en plural, penaltis) y no penalty (su forma en inglés); tampoco son correctos los plurales penalties ni penaltys. No obstante, en la mayor parte de América se emplea la forma penal, cuyo plural es penales, y así lo recoge el Diccionario panhispánico de dudas.
10. El verbo clasificar(se), con el sentido de ‘conseguir los resultados necesarios para participar o continuar en una competencia o competición’, va seguido normalmente de un complemento introducido por la preposición para, y no a, tal como indican el Diccionario panhispánico de dudas y el Diccionario argentino de dudas idiomáticas. Por tanto, en lugar de «Rusia se clasifica a Río 2016», lo apropiado habría sido «Rusia se clasifica para Río 2016».
11. La sigla FINA, toda en mayúsculas, se refiere a la Federación Internacional de Natación.
La escultura, de Alexander Schoenewerk (1871), está inspirada en el poema y se encuentra en el Musée d’Orsay.
La jeune Tarentine
Pleurez, doux alcyons, ô vous, oiseaux sacrés, Oiseaux chers à Thétis, doux alcyons, pleurez.
Elle a vécu, Myrto, la jeune Tarentine. Un vaisseau la portait aux bords de Camarine. Là l’hymen, les chansons, les flûtes, lentement, Devaient la reconduire au seuil de son amant. Une clef vigilante a pour cette journée Dans le cèdre enfermé sa robe d’hyménée Et l’or dont au festin ses bras seraient parés Et pour ses blonds cheveux les parfums préparés. Mais, seule sur la proue, invoquant les étoiles, Le vent impétueux qui soufflait dans les voiles L’enveloppe. Étonnée, et loin des matelots, Elle crie, elle tombe, elle est au sein des flots.
Elle est au sein des flots, la jeune Tarentine. Son beau corps a roulé sous la vague marine. Thétis, les yeux en pleurs, dans le creux d’un rocher Aux monstres dévorants eut soin de la cacher. Par ses ordres bientôt les belles Néréides L’élèvent au-dessus des demeures humides, Le portent au rivage, et dans ce monument L’ont, au cap du Zéphir, déposé mollement. Puis de loin à grands cris appelant leurs compagnes, Et les Nymphes des bois, des sources, des montagnes, Toutes frappant leur sein et traînant un long deuil, Répétèrent : « hélas ! » autour de son cercueil.
Hélas ! chez ton amant tu n’es point ramenée. Tu n’as point revêtu ta robe d’hyménée. L’or autour de tes bras n’a point serré de nœuds. Les doux parfums n’ont point coulé sur tes cheveux.
Llorad, dulces alciones, oh pájaros sagrados, Llorad, dulces alciones, de Thetis bien amados.
Supo Myrto de vida, la joven tarentina. Llevábala la nave a playas camarinas. Lentamente himeneo, canciones, la sonante Flauta conducirla debíanla a su amante. La llave vigilante guardó hasta ese momento En el cofre de cedro su ajuar de casamiento, Y el oro que habría sus brazos adornado Y para los cabellos aromas preparados. Pero, sola en la proa, invocando a los cielos, El impetuoso viento que echa velas al vuelo, La envuelve. De repente se ha quedado sola, Y grita y cae y se hunde en el seno de las olas. Al seno de las olas la joven tarentina. Su bello cuerpo cubre la hondonada marina. En hoyos pétreos Thetis no cesa de llorarla, De monstruos voraces se apresura a ocultarla. A sus órdenes pronto las Nereidas ornadas La elevan por encima de húmedas moradas, Y en ese monumento cercano a la ribera La dejan dulcemente, del Céfiro a la vera. Después a grandes gritos llaman a sus hermanas, Y ninfas de los bosques, de riscos, de fontanas, Golpeándose los senos, un gran luto llevando, Un “¡ay!” en torno suyo repiten sollozando.
¡Ay, ay! Hasta tu amante ya no serás llevada Y no tendrás las galas que visten las casadas. El oro no dará a tus brazos sus destellos, Ni pregnarán los dulces perfumes tus cabellos.
*André Marie Chénier (30 de octubre de 1762, Constantinopla, Turquía – 25 de julio de 1794, París, Francia) Poeta francés, ejecutado durante el periodo del Terror de la Revolución francesa acusado de «crímenes contra el Estado». Su poesía sensual y emotiva le convierte en uno de los precursores del Romanticismo.
Por defender la idea de todos los que han muerto. Para arrojar a los malos del histórico Templo Por el heroico gesto de Maceo, Por la dulce memoria de Martí. En nuestra sangre hierve el hado azaroso De las generaciones que todo lo brindaron, En nuestros brazos se alzan los sueños clamorosos Que vibran en el alma superior del cubano Ya estamos en combate… En nombre de las madres y de los hijos de nuestra tierra heroica En nombre del honor y del decoro que construyó su historia Por la estrofa magnífica del himno «Que morir por la patria es vivir» La libertad anida entre los pechos de los que viven hombres Y por verla en la estrella solitaria es un honor luchar A la generación del centenario le caben los honores, De construir la patria que soñara el Maestro Inmortal. Ya estamos en combate… ¡Adelante! Adelante hasta el nido superior de la gloria Para que nazca en esta nueva aurora La república digna y decorosa Que fue el último anhelo de Chibás. No importa que en la lucha caigan más héroes dignos Serán más culpa y fango para el fiero tirano Cuando se ama a la patria como hermoso símbolo Si no se tiene armas se pelea con las manos. Ya estamos en combate…… ¡Adelante! De nuestra lucha heroica depende la Cuba verdadera La de furia loca de Gómez y Agramonte… La de la lucha pura de Mella y de Guiteras… Adelante, Cubanos… ¡Adelante! Por nuestro honor de hombres ya estamos en combate Pongamos en ridículo la actitud egoísta del Tirano Luchemos hoy o nunca por una Cuba sin esclavos Sintamos en lo hondo la sed enfebrecida de la patria Pongamos en la cima del Turquino la Estrella Solitaria.
Raúl Gómez García, periodista y poeta cubano. Conocido como el Poeta de la Generación del Centenario. Redactó el Manifiesto de la Nación previo a los actos del 26 de Julio. Nació el 14 de diciembre de 1928 en La Habana y murió en el asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953. En Cuba se celebra el 14 de diciembre el Día del Trabajador de la Cultura en homenaje a su figura y obra.
Por Francisco Antonio Ramos García, Angel Gabriel Carrazana Duardo y
José Miguel Dorta Suárez
Si usted pudiera viajar hacia el futuro ¿qué nos contaría a su regreso?, seguramente sobre los avances tecnológicos, el desarrollo social alcanzado, la situación mundial, las costumbres, la moda y otros muchos temas de indudable interés. Sin embargo, no tenemos dudas, las interrogantes principales a las que deberá responder serán sobre como son vistas nuestra generación y obras, lo que hoy amamos con el transcurso de los años.
No conocemos, entre nuestras amistades, a nadie que lo haya realizado. No obstante, todo parece indicar que un santaclareño de finales del siglo xix sí lo logró. Visitándonos en enero del 2000, según nos cuenta en una crónica escrita para sus contemporáneos a su regreso, de la que podemos deducir la admiración causada por nuestros avances sociales y sobre todo por el homenaje que hoy le rendimos a una de las personalidades más relevantes de su tiempo, la benefactora y patriota santaclareña Marta Abreu.
Precisamente es en el Álbum Homenaje dedicado a Marta en febrero de 1895, con motivo de la inauguración del Alumbrado Eléctrico en la ciudad, donde nuestro visitante del pasado, el destacado periodista y patriota Manuel García Garófalo Morales (1853-1931)[1] publicó el artículo referido bajo el título “Un Carácter”, el cual ponemos a su consideración, realizando con ello un modesto homenaje a la imaginación de este padre fundador de la cultura santaclareña en el 162 aniversario de su nacimiento.
En la biblioteca de un apasionado bibliófilo existe una obra impresa en el siglo xix titulada Diccionario Biográfico, donde se lee lo siguiente:
“Marta Abreu. –Dama villaclareña (Isla de Cuba); empleó grandes sumas de dinero en embellecer su ciudad natal y en el sostenimiento de escuelas para niños de ambos sexos. Su bolsa no la encontró cerrada nunca la Caridad. Su mano enjugó muchas lágrimas, y en su noble pecho ardió esplendorosamente el fuego del patriotismo.
“A ella no pueden aplicarse las palabras de Jesús, que refiere San Mateo en el capítulo VI, versículo segundo, de su evangelio, que dicen:
“Pues cuando haces limosna, no hagas tocar trompeta delante de ti, como hacen los hipócritas en las sinagogas, y en las plazas, para ser estimados de los hombres: de cierto os digo que ya tienen su galardón. “-
“Y no pueden aplicársele porque ella era todo modestia, y al derramar sus dádivas no buscaba nada más que la satisfacción de su alma. El aplauso no penetró nunca en sus oídos, ni la lisonja pudo seducirla.
“Cuéntase que sus conciudadanos quisieron en vida de ella elevarle una estatua, y la ilustre dama se opuso enérgicamente a tal idea.
“Hizo bien: ¿qué mejor estatua que el agradecimiento de tantas generaciones que supo ella arrebatar a la ignorancia abriéndole las puertas de la escuela?
“El mármol destrúyelo el tiempo, mientras que a la gratitud de todo un pueblo, respétenla los siglos. Por eso, el nombre de Marta Abreu pasará a la inmortalidad.
“Los nombres de los grandes benefactores de la humanidad, la providencia los salva del olvido.”
Hasta aquí el libro.
Ahora, nosotros, habitantes del siglo xx, tenemos que exponer nuestro juicio.
Ahí están las obras de la esclarecida mujer cubana.
Aún están abiertas las puertas de sus escuelas, donde la niñez se baña en el clarísimo Jordán de la instrucción, para ser mañana honrados ciudadanos y buenas madres. A pesar de la bruma de tantos años, aún vemos la generosa mano de la primera de las cubanas de su siglo, vertiendo a raudales la Caridad. ¡Qué mujer tan excepcional! Fue un verdadero carácter que surgió en su época como un ángel de predestinación.
La historia nos dice lo que era Cuba en las postrimerías del siglo xix, siglo de positivismo, de incredulidad y de envidia.
Aquel país, edén americano, gemía en la desgracia. Los caracteres estaban rebajados; los ideales rodaban por el suelo, y no había más aspiración que la de hacer dinero pronto y de cualquier manera.
La degradación era una especie de lepra que asolaba el país todo, y los corazones habían dejado de ser viriles para encerrar en sus nervios el miedo y el egoísmo.
Por eso sorprende que entre tanta miseria descollara, como las pirámides en las llanuras egipcias, una mujer cual Marta Abreu, que elevándose sobre sus coetáneos, supo ser moral y patriota. Comprendió con exquisita penetración que la higiene de su patria consistía en hacer generaciones que supieran leer, y en enjugar a tiempo las lágrimas del huérfano y del anciano desvalido.
No se encuentra en Cuba, en muchos siglos, mujer igual. Cierto que las cubanas siempre fueron generosas, pero ninguna brilló tan alto como Marta Abreu. Escaló el Sinaí de la Caridad y desde él, la luz que esparce, alumbrará por mucho tiempo las edades venideras para servir de ejemplo y admiración.
Podrá Cuba, pobre montón de tierra perdido en el golfo mexicano, hundirse en los antros del mar a impulso de titánica conmoción geológica, y al desaparecer del planeta olvidarse que existió tal pueblo; pero lo que no podrá jamás perderse de la memoria de los hombres que pueblen el mundo americano es el nombre de la benefactora Marta Abreu, porque la Caridad es eterna y vivirá siempre entre las estrellas que pueblan armoniosamente la inmensidad azul de los cielos”.
Ellas, mientras los hombres y las naciones se convierten en polvo, derraman su luz purísima sin que jamás el tropel de los siglos apague sus fanales.
POR LA PREDICCIÓN,
Manuel García y Garófalo
Enero, año 2000.
Una versión anterior se publicó como: Viaje en el tiempo de un santaclareño (1895-2000). En Cartacuba No 31. Enero de 2003.
[1] Ver en CARTACUBA No 21 una pequeña síntesis biográfica.
En un caballo negro, una tarde me iría. Mi madre por la casa ¡cómo me llamaría! Por la ciudad mi padre ¡cómo me buscaría!
Andando en mi caballo con mucha gallardía, a no sé qué comarca sin nombre llegaría. Una princesa rubia, rubia me esperaría. Proezas del camino sin fin le contaría. Y como bien se que la enamoraría, con ella en una iglesia blanca me casaría. Mi madre, por seguro que nos perdonaría, y a todos los amigos mi historia contaría:
¡Bandido de muchacho! ¡Quién nunca lo diría!
Y la ciudad entera se maravillaría.
Con esto abro los ojos ebrios de fantasía.
Pero del propio sueño corriendo, ya corría.
Corría por la casa: ─Ven, madre─, repetía- Madre, la dulce madre, jamás la dejaría. Me le colgaba al cuello… Nadie por qué sabía…
* Arturo Capdevila (Córdoba 1889-Buenos Aires 1967) . Poeta, dramaturgo, narrador, ensayista, abogado, juez, profesor de filosofía y sociología e historiador argentino.
Dulce Señor, por un hermano pido, indefenso y hermoso: ¡Por el nido!
Florece en su plumilla de trino; ensaya en su almohadilla el vuelo. Y el canto dice que es divino, y el ala, ¡cosa de los cielos!
De su cuevita delicada tejida con hilacha rubia, desvía el vidrio de la helada y las guedejas de la lluvia…
Guarda con forma su cariño y pálpala con emoción; tirita al viento como un niño, ¡es parecido a un corazón!
* Su verdadero nombre era Lucila de María del Perpetuo Socorro Godoy Alcayaga. Nació en Vicuña, el 7 de abril de 1889, y falleció en Nueva York, el 10 de enero de 1957.
Cuando eres joven y ondean al viento tus cabellos alborotados y te sumerges en sus ojos ves un fragmento del mundo, un balcón rozando el cielo, un tren rebelde sin raíles, una bandada de álamos en vuelo. ¡Mundo de libertad, sin fronteras al cual añades fantasía con tu existencia! De pronto un día tus cabellos clarean y ante ti se descubre un mundo en su totalidad. El balcón está empotrado en un muro, el tren se mueve por raíles y los tallos inmovilizan a los álamos. Aquí no hay lugar para la fantasía. Perdiste tus cabellos alborotados.
* Blaga Nikolowa Dimitrova (2 de enero de 1922, Bjala Slatina – 2 de mayo de 2003, Sofía). Escritora, lírica, traductora y política búlgara.
Sólo conozco de ti la sonrisa gioconda con labios separados el misterio mi terca obsesión de desvelarlo y avanzar porfiado y sorprendido tanteando tu pasado
Sólo conozco la dulce leche de tus dientes la leche plácida y burlona que me separa y para siempre del paraíso imaginado del imposible mañana de paz y dicha silenciosa de abrigo y pan compartido de algún objeto cotidiano que yo pudiera llamar nuestro
* Juan Carlos Onetti Borges. (Montevideo, 1 de julio de 1909 – Madrid, 30 de mayo de 1994). Escritor uruguayo.
Por Francisco Antonio Ramos García, Angel Gabriel Carrazana Duardo y José Miguel Dorta Suárez
Un tema bastante controversial en la vida y obra de Marta Abreu lo ha sido la cantidad de dinero que donó a la revolución de 1895, unos refieren que aproximadamente 210 000 y otros que cerca de 150 000 pesos, entre otras muchas más versiones. La primera cifra es una aproximación en base a los datos de Manuel García Garófalo en su Marta Abreu Arencibia y Luís Estévez Romero Estudio Biográfico, de 1925, la segunda que consideramos como la más real, parte de una rectificación realizada por el Dr. José Pérez Cabrera, en el discurso que pronunció en la Academia de la Historia en conmemoración del centenario del natalicio de Marta, discurso que después saldría publicado en forma de folleto. El referido folleto no lo hemos podido conseguir pero si un análisis de mismo por varios autores, veamos dos de ellos:
Al respecto comenta Florentino Martínez Rodríguez en Marta Abreu y Arencibia. Biografía de una mujer excepcional (1951), página 168: ”Con referencia de las cantidades aportadas por Marta…El Dr. Manuel G. Mesa en su Estudio Biográfico de Marta Abreu Arencibia y Luís Estévez Romero…relaciona esas cantidades por fechas, tomándolas, según dice, de los libros de la Tesorería de la Junta Revolucionaria de New York… y las que anota suman $185, 000.00…Ahora bien con respecto a la anotación de García G. Mesa, dice el Dr. José Pérez Cabrera, en el folleto que contiene el discurso que pronunció en la Academia de la Historia, en conmemoración del centenario del natalicio de Marta, en la nota de la página 15: “García Garófalo reproduce las partidas pero incurre en dos errores de cifra y en una omisión. Las dos primeras remisiones son de $2 000 y $4 000 y no de veinte mil y cuarenta mil, como figuran en su lista. La cantidad omitida se refiere al envió de 1ro de abril de 1896 por $4,000.00. Hay también una partida de $10,000.00 que aparece repetida, en las cantidades donadas cuando la muerte de Maceo” prosigue Florentino si a los $185,000.00 (Algunos redondean la cifra dada por García-Garófalo incluyendo otros donativos hasta 210 mil pesos) que consigna García Garófalo, restamos los $54,000.00 que anota de más en las dos primeras partidas, y los $10,000.00 repetidos, o sean, $64,000.00 queda un saldo de $121,000.00, al que hay que agregar la partida omitida de $4,000.00 lo que hace un total de $125,000.00…” continua declarando que otro resultado parecido lo da “El Fígaro”, periódico habanero, en una edición especial dedicada a la revolución en febrero de 1899 bajo el título de “Los Mayores Donantes” donde se dice que completó la suma de $121,000.00 aparte de otros donativos que ascienden a unos $20,000.00, concluyendo: “Es decir, que con ciento cincuenta mil pesos aproximadamente…..ha contribuido Marta a la causa de la República”. Consideramos justa la valoración de Florentino ya que lo demuestra por varias fuentes y su análisis es correcto. Por su parte Rafael Marquina en su libro “Alma y Vida de Marta Abreu” publicado en 1951 en las páginas 54 y 55 arriba a un resultado bastante parecido:
Año 1896. Día 14 de enero $ 2,000
Día 26 de febrero 4,000
Día 1 de abril 4,000
Día 2 de mayo 15,000
Día 28 de julio 20,000
Día 5 de septiembre 5,000
Día 16 de octubre 10,000
Total $ 60,000
Año 1897. Día 9 de enero $ 30,000
Día 9 de enero 10,000
Día 26 de octubre 10,000
Total……………….. $ 50,000
Año 1898. Día 1 de febrero $ 1,000
Día 12 de febrero 4,000
Día 17 de mayo 6,000
Total………………… 11.000
Año 1896…………………$ 60,000
Año 1897………………… 50,000
Año 1898 ………………… 11.000
Total general: ……. $ 121,000
Pero no son sólo las cantidades entregadas, sino con la disposición que lo hacía Marta:
“Dejadme. Mi última peseta es para la Revolución. Y si hace falta más y se acaba el dinero, venderé mis propiedades, y si se acaban también, mis prendas irán a la casa de venta, y si todo eso fuera poco, nos iríamos nosotros a pedir limosnas para ellos y viviríamos felices, porque lo haríamos por la libertad de Cuba”.[1]
Así contestaba a sus amigos y familiares en el exilio parisino cuando se le decía que era muy espléndida a la hora de abrir su bolsa para la Revolución. Marta, su esposo Luís y su hijo Pedro Estévez se habían visto en la necesidad de pasar a residir en París, al hacérseles sospechosos al Gobierno Español, que interpretó los festejos por la inauguración del Alumbrado Eléctrico en Santa Clara, el 28 de febrero de 1895, como una celebración por el reinicio de la guerra independentista, además de que muchos de los conocidos de la pareja habían tomado el camino de las armas.
Desde su llegada a París, Marta se preocupó por enviar fondos para la Revolución. Primero a los deportados en Ceuta, Chafarinas y Melilla por conductos propios, después a la Tesorería del Partido Revolucionario Cubano en New York. Ya el 14 de enero de 1896 se recibe un giro por dos mil pesos en la Tesorería del PRC, esto la convierte en la primera en contribuir a la causa cubana dentro de la comunidad cubana radicada en la Ciudad Luz. Al mismo tiempo contribuye con importantes sumas para lograr la inauguración y salida del periódico independentista La Repúblique Cubaine (La República Cubana), fundado por Domingo Figarola Caneda y en el cual se contaba a Europa sobre las verdaderas intenciones y el desarrollo de la guerra en Cuba. Luís era uno de sus principales colaboradores. El 23 de enero de 1896 se editó en París el primer número del periódico.
Posteriormente sus envíos se harían más frecuentes, estos iban firmados bajo el seudónimo de Ignacio Agramonte, héroe de la pasada guerra por el cual Marta sentía gran admiración. Su casa en la calle Beaujon número 36 era de obligado tránsito para todos los cubanos necesitados que requerían dinero para venir en expediciones a luchar por Cuba.
Al enterarse de la muerte de Maceo, envía un telegrama al Delegado del Partido Revolucionario Cubano en New York, Tomás Estrada Palma, con el siguiente texto:
“Diga si es cierta desoladora noticia. Cuente con diez mil pesos. Adelante. Firma Ignacio Agramonte”. Al tener certeza de la muerte del General Antonio añade treinta mil pesos más al envío anterior y mil más a nombre de su hijo Pedro Estévez.
Marta no había conocido personalmente al Titán, pero si lo admiraba mucho por sus hazañas en la pasada guerra, sin embargo, Maceo si conocía del patriotismo de Marta, lo que había expresado por carta a Juan Bruno Zayas meses antes:
“[…] respecto a la benemérita Patricia Marta Abreu, cuyo fervor por la causa de Cuba me era conocido por usted mismo, nada tengo que agregar a cuanto usted me manifiesta en la carta a que me contraigo. He recibido una valiosa expedición de armas, pertrechos y dinamita […]”.[2]
De la buena fe de Marta al hacer sus donativos para la Revolución es constancia la siguiente comunicación del enviado extraordinario del Partido en Paría, Arístides Agüero:
“[…] esta emigración es muy tibia, los ricos no tienen patriotismo verdadero sino interesado. Lo primero que preguntan es ¿cuándo se arreglará Cuba? ¿acabará pronto eso?, poco les importa que perdamos o ganemos, lo que ansían es poder moler y ganar dinero pronto. De los que han dado dinero, solo Ignacio Agramante (Marta Abreu) creo tiene amor a Cuba libre, los otros lo hicieron por miedo al fuego o a la revancha. Cada día me convenzo más de que el obrero cubano vale mucho más que nuestros aristócratas, hacendados […]”.[3]
Las entregas de Marta a la tesorería durante el tiempo que duró la contienda ascienden, como ya vimos, a 125 000 pesos,[4] pero si se añade lo dado a los presos de Ceuta, las diferentes expediciones, a “La República Cubana”, toda clase de colectas locales y a la Delegación Parisiense del Partido se puede estimar que su contribución superó los 150 000 pesos. Esto representa la mitad del aporte total de la Colonia Cubana de París, superando tres veces a los donantes más cercanos, muchos de ellos con fortunas muy superiores a la suya. Para tener una idea del monto de lo donado por Marta tomemos en cuenta que en la época abastecer un soldado para la guerra costaba de 17 a 18 pesos, incluyendo: fusil, 200 tiros y machete.[5] Por lo que se podían haber habilitado más de 7000 hombres para la revolución con la cantidad entregada por la patriota.
Por todo esto en febrero de 1899 el Generalísimo Máximo Gómez, de visita en Santa Clara, expresaría:
“[…] si se sometiera a una deliberación en el Ejército Libertador el grado que a Dama tan generosa habría de corresponder, yo me atrevo a afirmar que no hubiera sido difícil se le asignara el mismo que yo ostento.”[6]
Una versión se publicó como “Marta Abreu. Todo por la Revolución”. Boletín Cultural Provincial Cartacuba No 75 Año 8. Grupo Guamo Sta Clara. ISSN Solicitado. La presente es mucho más amplia.
[1] García Garófalo Mesa, Manuel. Marta Abreu de Estévez. Apuntes Biográficos. Imp Masa y CA. Habana, 1918, p 131-132.
[2] Miró Argenter, José. Crónicas de la guerra. Tomo III. Instituto Cubano del Libro. La Habana, 1970, p 366. Carta de Antonio Maceo a Juan Bruno Zayas. Tapia, 25 de julio de 1896.
[3] Estrada, Paul. La Colonia Cubana de París 1895-1898. Editorial Ciencias Sociales. La Habana, 1984, p 301. Carta de Arístides Agüero a Tomás Estrada Palma, París 10 de junio de 1897.
[4] Ver: Martínez Rodríguez, Florentino. “Marta Abreu y Arencibia. Biografía de una mujer excepcional”. Editorial LEX. La Habana. 1951. Págs. 169 y 170; también Marquina y Angulo, Rafael: «Alma y Vida de Marta Abreu” Editorial LEX. La Habana, 1951. Págs. 54 y 55 o por citar una fuente más actual: Ramos García Francisco Antonio, Ángel Gabriel Carrazana Duardo, José M. Dorta y Zoila E Boada: “Marta Abreu. Vida y Posteridad: Álbum Cronológico” En revista ISLAS. No 159. Enero- marzo 2010. Universidad Central Marta Abreu de las Villas. Pág. 71.
[5] Archivo Nacional de Cuba: Correspondencia Diplomática de la Delegación Cubana en Nueva York durante la guerra de independencia de 1895 a 1898. Tomo 1ro. Habana 1943. Pág. 18.
[6] García Garófalo Mesa, Manuel. Marta Abreu de Estévez. Apuntes Biográficos. Imp Masa y CA. Habana, 1918, p 77.
Por Francisco Antonio Ramos García, Ángel Gabriel Carrazana Duardo y José Miguel Dorta Suárez
La vida del escritor Carlos Montenegro (España, 1900-EE.UU., 1981) considerado cubano por desarrollar casi toda su obra literaria en nuestro país. Está matizada por acontecimientos, particularmente en su juventud, que lo convierten en un personaje de novela. A los catorce años se alista como grumete de un barco de cabotaje y hace vida marinera en diferentes compañías del continente americano, convive en los bajos fondos de la sociedad estadounidense con las clases más pobres y desposeídas. En México es apresado al culpársele de ser agente de Estados Unidos, fugándose espectacularmente de la cárcel. De regreso a La Habana se enreda en un hecho de sangre y es condenado a 14 años y ocho meses de prisión a cumplir en el Castillo del Príncipe, solo contaba con 19 años.
En el presidio bajo las orientaciones de José Zacarías Tallet, quien por entonces trabajaba en las oficinas del recinto penal como contador, comienza a escribir y publicar algunas poesías y narraciones cortas para la revista Social; obteniendo en 1928 por votación popular el Primer Premio en un concurso convocado por la revista Carteles con el cuento “El renuevo”. Fue tanto su éxito como escritor que es visitado en la cárcel y homenajeado por diversos renombrados escritores y periodistas, miembros del Grupo Minorista y otros intelectuales cubanos y españoles solicitan su libertad al presidente Machado, pero este se muestra inflexible.
Montenegro había conquistado la fama aunque no la libertad, aún le falta el aliciente fundamental para la vida: el amor de una mujer. Este no se haría esperar y si hojeamos la edición del Heraldo de Las Villas correspondiente al día 18 de junio de 1929 leemos en la primera página en la sección “Villaclareñas” a cargo de Sergio R. Álvarez la siguiente nota:
“Allá en la Capital.”
Unidos han quedado los destinos de la señorita Emma Pérez González-Téllez a los de Carlos Montenegro, el gran escritor.
Bajo condiciones excepcionales.
Tanto que no se conoce otro caso en Cuba.
Guarda prisión Montenegro digno por su conducta y merecimiento de gozar de libertad, faltándole dos años para que pueda terminar su cautiverio.
Y éste interrumpido fue por momentos.
Salió hasta el Juzgado para que el Juez diera fé de su matrimonio.
¿Quién es esta joven que, desafiando los prejuicios de su época, se casa con un presidiario? Sin duda, alguien avanzada para su tiempo. Emma Pérez González-Téllez era hija de canario y cubana. Nació en España en 1901; de inmediato, la familia se trasladó a Santa Clara, donde vivían los restantes familiares. De niña realiza los estudios primarios y secundarios, y de joven los de Pedagogía en la Escuela Normal. Se hizo maestra y ganó una beca de viaje, con la que marchó a realizar un año de estudios a los Estados Unidos. A su regreso se recibió como bachiller y luego doctora en Pedagogía.
Emma, en la época de su matrimonio, era considerada como una intelectual con un brillante porvenir, aquí en Santa Clara se había destacado por su accionar periodístico en la Revista Villaclara entre los años 1925-1926, que codirigía en unión de la distinguida intelectual revolucionaria Ofelia Domínguez Navarro, desarrollando ambas una intensa labor feminista. Había incursionado en la poesía donde publicó un breve libro titulado Versos con gran aceptación de la crítica y público en general.
En 1927 Manuel García-Garófalo Mesa la inscribe en su Los poetas villaclareños destacando su inteligencia, entusiasmo, fecunda labor y su concurso a toda obra cultural y patriótica, reproduciendo algunos de sus poemas. En 1928 es también incluida en la voluminosa obra de José Manuel Carbonel y Rivero La poesía lírica en Cuba, celebrando el valor artístico de la producción de Emma.
Carlos Montenegro fue puesto en libertad en 1931, dando a conocer relatos en varias publicaciones. Emma en1932 le dedica un poemario desenfadado, erótico, de fuerte rasgo vanguardista, titulado Poemas de la mujer del preso. La colección, según su biógrafo Marino García Machado, se caracteriza por la nota confidencial, introspectiva, deseos reprimidos e insastifacción; dada por la imposibilidad concreta de realización amorosa que padeció la joven escritora durante el cautiverio de su esposo. En 1938 Montenegro publica la novela Hombres sin mujer, la cual lo consagra.
Esta pareja de intelectuales cubanos sentaron pautas en la cultura cubana de su tiempo por lo que a pesar de su transición desde posiciones de izquierda a las de derecha, emigraron a Estados Unidos al triunfo de la Revolución, sus obras merecen un profundo estudio.
Bibliografía.
Carbonel y Rivero, José M. La poesía lírica en Cuba. Tomo V. La Habana, Imprenta El Siglo XX, 1928.
El Heraldo de Las Villas. Periódico de información y política. Año XIV. Número 1153. Santa Clara. 18 de junio de 1929.
García-Garófalo Mesa, Manuel. Los poetas villaclareños. La Habana, 1927.
García Machado, Marino. Emma Pérez González-Téllez: Pedagoga y escritora santaclareña. Boletín Cultural Cartacuba. Núm. 54. Abril de 2004. Santa Clara.
Montenegro, Carlos. Hombres sin mujer. La Habana, Editorial Letras Cubanas, 2001. Prólogo de Imeldo Álvarez.
Una versión con el mismo título se publicó en: “El autor de Hombres sin mujer se casó con una santaclareña” Publicación cultural Provincial “Cartacuba” año 7 No 62. Febrero 2005 ISSN Solicitado
(Agradecemos la digitalización de imagenes a Aylen Valdes García)
¡Sé bienvenido, jubiloso espíritu! No fuiste nunca un pájaro, tú, que desde los cielos o cerca de sus lindes, el corazón derramas en profusos acentos, con arte no pensado.
Alta, siempre más alta, de la tierra te lanzas como nube de fuego; por el azul revuelas y cantando, te ciernes y, cerniéndote, cantas.
En dorados relámpagos del sol, ya trasmontado, donde se encienden nubes, flotas tú y te deslizas como gozo sin cuerpo que empieza su carrera.
La tardecita pálida y purpúrea, en torno de tu vuelo se funde: como estrella del cielo, al ser día, invisible eres tú, pero escucho tu voz dulce y aguda,
fina como las flechas de la esfera de plata, cuya viva luz mengua en la blanca alborada, y ya, sin verla apenas, lejana la sentimos.
Todo el aire y la tierra de tus trinos se colman: así, en la noche pura, desde una nube sola, derrama luz la luna y se inundan los cielos.
No sabemos quién eres. Ya ti más parecido ¿qué habrá? De la irisada nube no fluyen nunca gotas tan radiantes, como de tu presencia nos llueven melodías.
Así un poeta oculto en luz de pensamientos, que entona sus canciones, hasta sentir el mundo temores y esperanzas que no advirtiera nunca.
Así una alta doncella en torre de un palacio, que alivia pesadumbres de amor secretamente, con música tan dulce como el amor, fluyendo de su estancia.
Tal dorada luciérnaga en valle de rocío, que esparce, sin ser vista, aéreos, sus fulgores, entre flores y hierba que a los ojos la ocultan.
Cual rosa retirada entre sus hojas verdes, deshojada por brisas tibias, hasta que sienten desmayo, por exceso de aroma, sus ladrones de vuelo fatigado.
Al son de los chubascos de primavera, en hierbas relucientes, a flores despertadas por la lluvia, a todo lo que hubiere de alegre, claro y fresco, tu música aventaja.
Dinos, ave o espíritu, tus dulces pensamientos: nunca oí una alabanza del amor o del vino, que tan divino arrobo, ardiente, derramara.
Los coros de Himeneo, los cantos de victoria, junto a los tuyos fueran ostentación vacía, aquello en que se siente alguna falla oculta.
¿Qué objetos son la fuente de tu feliz gorjeo? ¿Qué campos, ondas, montes? ¿Qué cielos o llanuras? ¿Qué amor de semejantes y qué ignorar de penas?
En tu alegría clara no caben languideces; la sombra de la angustia nunca a ti se ha acercado; amas y el triste hastío de amor nunca supiste.
En vigilia o dormida, pensarás de la muerte cosas más ciertas y hondas que nosotros, mortales: si no, ¿cómo brotara tu arroyo cristalino?
Miramos antes, luego; lo que no es lloramos: nuestra risa más clara se mezcla con suspiros; da los más dulces cantos nuestro pesar más triste.
Mas si hiciéramos burla de orgullo y odio y miedo; si hubiésemos nacido para no llorar nunca, no sé si llegaríamos tan cerca de tu gozo.
Mejor que todo verso de sones deliciosos, mejor que las preseas de los libros, tu arte será para el poeta, ¡tú, que al suelo escarneces!
Si un poco me dijeras del gozo que tú sabes, tal locura armoniosa brotara de mis labios, que, como yo te escucho, el mundo escucharía.
*Percy Bysshe Shelley (4 de agosto de 1792, Horsham, Reino Unido – 8 de julio de 1822, Lerici, Italia). escritor, ensayista y poeta romántico. Entre sus obras más famosas se encuentran “Ozymandias”, “Oda al viento del Oeste”, “A una alondra” y “La máscara de Anarquía”.
Cuando la expresión mano derecha va precedida de determinantes, estos siempre van en femenino, con independencia del género del referente:la mano derecha, no el mano derecha.
Sin embargo, es habitual encontrar en los medios de comunicación frases como «Así lo confirmó ayer el mano derecha de Del Bosque», «Maduro dice que el mano derecha de Uribe está tras el asesinato de Serra» o «Carmona se convirtió en el mano derecha de Gómez en el 2008».
El Diccionario de la Real Academia Española recoge esta expresión con el significado, entre otros, de ‘persona muy útil a otra como auxiliar o colaborador’, con la marca de femenino, esto es, la mano derecha, con independencia de que el referente sea un hombre o una mujer.
Así, en los ejemplos anteriores, lo adecuado habría sido escribir «Así lo confirmó ayer la mano derecha de Del Bosque», «Maduro dice que la mano derecha de Uribe está tras el asesinato de Serra» y «Carmona se convirtió en la mano derecha de Gómez en el 2008».
Río de las Siete Estrellas, camino del Libertador, sangre del Corazón de América, ¡aorta que no sale del corazón!
Río delgado de las fuentes río colérico de los saltos, río de las siete estrellas, que en la Fuente no llenas el hueco de las manos y luego eres el sueño de un mar sin continencia!
Río brujo, que te pintas de todos los cielos, Río de La Urbana, planicie pampera, Río de San Félix, solución de gloria, Río de Angostura, cauce de la guerra, Río de Barrancas, Río de pensar cómo puede haber tanta agua en la Tierra, Río de nuestra Esperanza, cuando la Esperanza sea! Río de nosotros, nuestro espejo mismo, espejo de esta alma nuestra, por la cual, incansable como tú de horizontes, trasudamos en vueltas y revueltas!,
No he de poner mis manos sobre tu lomo, no he de pintar tus riberas, que si en la izquierda tienes el corazón de las ciudades, en la derecha levantas el brazo de las selvas; no he de tocar tus aguas, tus millones de gotas, que son el diezmo de las cumbres para el culto de las praderas, no he de caminar por tus ondas, que ya vendrá el Maestro caminando por ellas.
Sólo quiero ensanchar los ojos hacia el desfile futuro que por tus aguas navega y hacia el desfile del pasado, hacia la realidad y la promesa, hacia la barca de Antonio Díaz y hacia el hondo sueño en que sueñas con la proa del acorazado, como los niños campesinos con su vapor de cuerdas, con el barco de acero que avance hacia tus fuentes aureolado de velas y parada en el tope la paloma del Iris, abierto el pecho por tus Siete Estrellas…
*Andrés Eloy Blanco Meaño (6 de agosto de 1896, Cumaná, Venezuela – 21 de mayo de 1955, México, D. F., México). abogado, escritor, humorista, poeta y político venezolano.
Figúrate tú, madre, que andamos de viaje y que estamos atravesando un peligroso país desconocido. Tú vas sentada en tu palanquín y yo troto a tu lado en un caballo colorado. El sol se pone, va anocheciendo. Ante nosotros se tiende solitario y gris el desierto de Yorandigui. Todo alrededor es desolado y seco. Tú piensas, asustada: “Hijo, no sé adónde hemos ido a parar”. Y yo te digo: “No tengas miedo, madre”.
El sendero es estrecho y retorcido, y los abrojos desgarran los pies. Los ganados han vuelto ya de los anchos llanos a sus establos de la aldea. Cada vez son más oscuros y vagos la tierra y el cielo, y ya no vemos por dónde vamos. De pronto, tú me llamas y me dices bajito:
– ¿Qué luz será aquella que hay allí junto a la orilla, hijo?
Un alarido horrible salta en lo oscuro y unas sombras arrolladoras se nos vienen encima. Tú te acurrucas en tu palanquín y repites rezando los nombres de los dioses. Los esclavos que te llevan se esconden temblando de terror tras los espinos. Yo te grito:
–¡Madre, no tengas cuidado, que estoy yo aquí!
Los asesinos están más cerca cada vez, hirsutos los cabellos, armados con largas lanzas. Yo les grito:
–¡Alto ahí, villanos! ¡Un paso más y sois muertos!
Se oye otro terrible grito y los bandidos se abalanzan sobre nosotros. Tú, convulsa, me coges la mano y me dices:
–Hijo de mi vida, por amor de Dios, huye de aquí.
Yo te contesto:
–¡Madre, mírame tú! ¡Ya verás!
Entonces meto espuelas a mi caballo, que salta furioso. Chocan sonantes mi espada y mi escudo. El combate es tan espantoso que si tú lo pudieras ver desde tu palanquín te helarías de espanto, madre. Unos huyen, otros caen hechos pedazos. Tú, mientras, ya lo sé yo, estarás pensando, sentada allí solita, que tu hijo ha muerto. En esto yo vuelvo todo ensangrentado y te digo:
–Madre, la lucha ha concluido.
Tú sales de tu palanquín y, apretándome contra tu pecho, dices, mientras me besas:
–¿Qué hubiera sido de mí si mi hijo no me hubiera escoltado?
…Todos los días pasan cosas como esta. ¿Por qué no había de suceder algo así una vez? Sería como un cuento de los libros. Mi hermano diría:
–Pero ¿es posible? ¡Yo lo creía tan endeblito!
Y los hombres del pueblo repetirían, asombrados:
–Verdaderamente fue una suerte que el niño estuviera con su madre.
*Rabindranath Tagore (7 de mayo de 1861, Calcuta, India – 7 de agosto de 1941, Calcuta, India) Poeta bengalí, poeta filósofo del movimiento Brahmo Samaj, artista, dramaturgo, músico, novelista, autor de canciones y Premio Nobel de Literatura en 1913.
No a la transmigración en otra especie. No a la post vida, ni en cielo ni en infierno. No a que me absorba cualquier divinidad.
No a un más allá, ni aun siendo el paraíso reservado a islamitas, con beldades que un libro garantiza siempre vírgenes.
Porque esos son los juegos para ingenuos en que mi agnosticismo nunca apuesta. Mi envite es al no ser. A lo seguro.
Rechaza otro existir, tras consumida mi ración de este guiso indigerible. Otra vez, no. Una vez ya es demasiado.
Antonio Sánchez, propietario de la librería El Buscón (Cáceres), especializada en libros nuevos y de segunda mano, nos recomienda el poema “No a la transmigración en otra especie”, de José María Fonollosa. Este poema, incluido en Ciudad del hombre, Barcelona (DVD Ediciones, 1996), fue encontrado en su escritorio, junto a otros borradores, el día de su muerte: el 7 de octubre de 1991.
Tomado de Narrativa Breve
*José María Fonollosa nació en Barcelona el 8 de agosto de 1922 y falleció el 7 de octubre de 1991. Poeta español de la generación de la posguerra.
El empleo deevidencia como mero sinónimo de prueba es desaconsejable, pues solo se pueden considerar evidencias las pruebas determinantes en un proceso.
Por influencia de la voz inglesa evidence, que sí se aplica a cualquier prueba, cada vez es más frecuente su uso con este valor más genérico e impreciso, como en los siguientes ejemplos: «Las evidencias no son concluyentes, pero los padres parecen elegir escuelas privadas pensando que son más ordenadas» y «La juez determinó que las evidencias no son suficientes, por lo que el futbolista se salvó de una condena en prisión».
El Diccionario académico ofrece dos significados de evidencia. El primero es ‘certeza clara y manifiesta de la que no se puede dudar’, según el cual una evidencia, en cierto modo, no necesita pruebas; el segundo es ‘prueba determinante en un proceso’. Por tanto, tal como precisa el Diccionario panhispánico de dudas, se desaconseja el uso sistemático de evidencia para cualquier prueba, pues solo son evidencias las pruebas concluyentes y no las accesorias o secundarias.
En los ejemplos anteriores, por tanto, lo apropiado es pruebas, pues por el contexto queda claro que estas no son evidencias: «Las pruebas no son concluyentes, pero los padres parecen elegir escuelas privadas pensando que son más ordenadas» y «La juez determinó que las pruebas no son suficientes, por lo que el futbolista se salvó de una condena en prisión».
Abril y paz: Tus ojos pensativos son ya toda mi vida. Atrás se queda la sombra con las sombras… Ni rencor ni amargura siquiera. Ahora ya tus ojos solamente, tus ojos… —paz, abril, adormideras húmedas, dulces para la Vida… ¡Para la vida!…
25 de mayo de 1810: llueve en Buenos Aires. Bajo los paraguas, hay una multitud de sombreros de copa. Se reparten escarapelas celestes y blancas.
Reunidos en la que hoy se llama Plaza de Mayo, los señores de levita claman que viva la patria y exigen que se vaya el virrey.
En la realidad real, no maquillada por las litografías escolares, no hubo sombreros de copa, ni escarapelas, ni levitas, y parece que ni siquiera hubo lluvia ni paraguas. Hubo un coro de gente reclutada para apoyar, desde afuera, a los pocos que dentro del Cabildo discutían la independencia.
Esos pocos, tenderos, contrabandistas, ilustrados doctores y jefes militares, fueron los próceres que dieron nombre a las avenidas y a las calles principales. No bien declararon la independencia, implantaron el comercio libre.
Así el puerto de Buenos Aires asesinó en el huevo a la industria nacional, que estaba naciendo en las hilanderías, tejedurías, destilerías, talabarterías y demás talleres artesanales de Córdoba, Catamarca, Tucumán, Santiago delEstero, Corrientes, Salta, Mendoza, San Juan…
Pocos años después, el canciller británico George Canning brindó celebrando la libertad de las colonias españolas en América:
—Hispanoamérica es inglesa —comprobó, alzando la copa.
Inglesas eran hasta las piedras de las veredas.
*De su libro Espejos, regalo de mis amigos uruguayos José Claudio Sanguinetti y Julia Gadé.