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Por Francisco Antonio Ramos García, José Miguel Dorta Suárez y Francisco Rolando Ramos Hernández
Estos calificativos nos vienen a la mente hoy a muchos cubanos cuando nuestro paladar degusta un buen ron añejo nativo y, si es Havana Club mejor. No sólo a la mente sino que también acompañamos el pensamiento con exclamaciones como: ¡Esto si es ron! ¡Pura medicina! ¡Una verdadera joyita! ¡Lo máximo! ¡La vida misma! ¡Divino! ¡Salvaje!, u otra, más vernácula, fuerte y definitoria en puro lenguaje popular. Y no es para menos, todavía están cercanos los años 90 donde el más poético de los nombres con que bautizamos a los engendros etílicos producidos en las destilerías caseras, tal vez fuera “Chispín”, como diminutivo del “Chispa’etren”, sinónimo de “Saltapatrás”, “Matarratas”, “Calambuco”, “Agua’etanque”, “Rompehuesos” “Hueso’etigre” “Bájate el blume”, “Quimbín”, “Espérame en el suelo” y muchos otros que no recordamos. Sin embargo, lo de considerar nuestro ron como el único, el mejor del mundo, medicinal, una obra de arte, bueno para ocasiones especiales, para compartir con los amigos, imprescindible en una actividad festiva, acompañante inseparable del dominó y días de playa, en fin para celebrar y divertirnos está condicionado por toda una tradición trasmitida de padres a hijos.
Tradición o “cultura etílica” en la que mucho tuvo que ver, no lo dudamos, la cantidad de horas de propaganda a las que fueron sometidos nuestros abuelos y padres durante muchas décadas a través de diferentes medios como la prensa, la radio y después la televisión. Anuncios publicitarios, que aunque desaparecidos en Cuba hace más de 50 años por no estar acordes con la política sociocultural de la Revolución, dejaron profundas huellas en las generaciones que nos precedieron, creando toda una mitología de las “bondades” del ron, después trasmitidas de primera mano en el entorno familiar a las actuales generaciones.
Si hojeamos viejas revistas como Carteles, Bohemia u otras, podemos percatarnos de cómo se realizaba este ejercicio de condicionar el gusto del consumidor y propiciar la venta del producto a través de los diferentes anuncios. En cuanto al ron la mayoría están relacionados con las marcas Bacardí y Matusalem, dos de las más importantes de la época en Cuba. Los del primero, “El ron del murciélago”, con mayor presencia a través del tiempo, en toda la primera mitad y hasta el año 1960 del pasado siglo y, los del segundo, más concentrados en las décadas de los 40 y 50 incluyendo también el año 1960.[1] Anuncios, como veremos, realizados en la mayoría de los casos con elevada maestría, inteligencia, otros curiosos y sorprendentes, en fin toda una gama de impresos que hoy constituyen parte de nuestro patrimonio documental a la hora de hacer la historia de esta importante industria cubana hija legítima de la caña de azúcar.
Pura medicina
De esto parece querernos convencer el siguiente anuncio publicado en un número de la revista El Fígaro correspondiente a julio de 1907:
¿Cuál es la más famosa y tónica bebida de Cuba?
EL RON BACARDÍ de la gran destilería de BACARDÍ y Ca., de Santiago de Cuba, casa fundada en 1838, y que desde esa fecha ha obtenido Medallas de Oro y Diplomas de Honor en todas las exposiciones que se han celebrado en Europa y América.
El Ron Bacardí se recomienda por todos los facultativos á los convalecientes. Es un gran digestivo, tomado en pequeñas copas, después de las comidas.
PÍDASE EN TODOS LOS CAFÉS Y ALMACENES.
RON BACARDÍ.[2]
Después, también en la propaganda del mismo ron en los años 50 observamos en la primera palabra de su lema o eslogan: “Sano, sabroso y cubano”, una referencia a sus virtudes medicinales. Por su parte Matusalem también pregona por el mismo tiempo: “Hoy alegre, mañana bien”, nada, que con Matusalem no había resaca, además incluye en las botellas debajo de la etiqueta: “Analizado por el Laboratorio Químico Nacional del Departamento de Salubridad. Certifica que es producto exclusivo de la caña y libre de sustancias nocivas a la salud”, como para que no quedaran dudas.
Un ron para los de tierra adentro
Todo parece indicar que Bacardí tenía anuncios para los diferentes grupos de consumidores potenciales, veamos un ejemplo para los “guajiros”. En una revista literaria de una capital de provincia, fechada en 1926, se anuncia: “Hay muchos rones: Sólo un Bacardí.” Y dentro de un cartel con el murciélago representativo encerrado en un círculo al centro, incluye en la parte superior e inferior composiciones poéticas, la de arriba bajo el título de “Cantares” expresa:
Bella es Cuba en sus bondades,
bellas sus puestas de sol
que tienen del caracol
todas las tonalidades;
si deslumbran sus beldades
y su cielo azul turquí,
si es sabrosa de la hurí
su gentil conversación,
es también sabroso el RON
que fabrica BACARDÍ.[3]
La inferior, con el rótulo de “Guajira”, incluye el siguiente texto:
Esta sola condición
uso Inés al darme el sí:
“Si bebes, ha de ser RON
de la marca BACARDÍ”.
Por una mirada, un cielo
y por un RON BACARDÍ
diera la trenza de pelo
que cortaste para mí.
Virgencita, virgen bella,
depararme la ocasión
de encontrarme una botella,
una botella de RON;
Pero no de un RON cualquiera
de los que ves por ahí,
yo la botella quisiera
del añejo BACARDÍ.[4]
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Si les gusta a los americanos…
Debe ser muy bueno, así concluiría la frase dado el colonialismo ideológico a que fuimos sometidos por mucho tiempo y la exaltación del modo de vida de los vecinos del norte, típicos de la etapa que analizamos. Y este debió ser el efecto, en los de acá, causado por una tarjeta postal creada por Bacardí en los años 20 con el objetivo expreso de ampliar su mercado entre los norteamericanos sometidos a la Ley Seca en esos momentos, donde producto de la referida ley, los anuncios de bebidas alcohólicas fueron ilegales desde 1919 a 1933.
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En la caricatura, el Tío Sam sosteniendo una copa vacía en su mano derecha, y sujetado con su otra mano a una de las patas de un murciélago vuela de los “secos” Estados Unidos a una Cuba “mojada”, lugar donde encaramado en una palma le espera un santiaguero con una botella de Bacardí. La postal usualmente se distribuía entre los turistas norteamericanos que visitaban Cuba.
Una obra de arte
Esta vez el anuncio está dirigido a los intelectuales y lo podemos apreciar en la revista “Ultra” en el número correspondiente a septiembre de 1937, la publicación pertenecía a la Sociedad Hispanocubana y era dirigida por Fernando Ortiz. En la contraportada aparece una pintura abstracta donde se representa en un fondo grisáceo una botella, con lo que parecen ser alas de un murciélago a ambos lados, cayendo en picada sobre la silueta de una copa delineada en blanco donde penetra el pico de la misma, en la base con grandes letras la palabra BACARDÍ resaltada en blanco y ya fuera del dibujo se anota: “CALIDAD DESDE 1862”.[5]
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La pintura puede tener varias interpretaciones, en dependencia del receptor, pero en nuestra opinión sencillamente está diciendo: El ron Bacardí también es un arte. En este sentido el escritor Enrique Labrador Ruiz dejó para la posteridad la frase siguiente:
“Bendita sea la alquimia maravillosa de Bacardí, que encierra nuestros ensueños en frascos de cristal”.[6]
Juntos pero no mezclados
Una de las creencias populares más arraigada entre los bebedores es la de no mezclar el ron con la cerveza, o sea si tomas ron en una actividad festiva, sigue tomándolo hasta el final, no lo ligues con cerveza y viceversa. En esto opinamos que aparte de otros factores que pudieron incidir, la propaganda, tal vez sin proponérselo haya jugado su rol.
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El ron y la cerveza se anunciaban separados, cada uno tenía su propia forma de anunciarse y aunque aparecieran en una misma revista casi siempre los anuncios estaban en páginas diferentes y, esto resulta muy lógico pues pertenecían a diferentes empresarios y cada cual pagaba su anuncio, siendo además dos bebidas diferentes, pero incluso la firma Bacardí que también era propietaria de la cerveza Hatuey, en muy rara ocasiones los anunciaba juntos y cuando lo hacía en un mismo cartel, la mayoría de las veces, ponía el slogan del ron en un extremo y la cerveza en otro. De esta manera aparecen en un anuncio de 1931 insertado en el Almanaque de el periódico El Mundo donde aparece en el cartel una especie de valla con el letrero de: Hay muchos rones, pero solo un Bacardí, situado en la parte superior hacia la izquierda, mientras que en la inferior a la derecha: Pida Hatuey: Le darán cerveza. Otro ejemplo aparece en un portavasos de un bar habanero de los años 50, por el anverso aparece el indio y un cartel con el nombre de la bebida acotando: La gran cerveza de Cuba, por el reverso, debajo de imágenes de botellas, un vaso y una copa: Bacardí, Sano, sabroso y cubano.
El ron de los cocteles
Otra forma de propaganda más sutil pero no menos efectiva era la de incluir en los libros de cocina determinado número de cocteles que recomendaban, para la clase alta, tomar antes de los almuerzos como aperitivos. En el manual de cocina y repostería “Delicias de la Mesa” en su séptima edición correspondiente a 1938 se incluyen 26 cocteles, de ellos cinco con ron, de los cinco, tres son con Bacardí y en los otros dos no se especifica qué tipo de ron. El primero que encabeza todo el listado es:
Bacardí Cocktail. – Un poco de azúcar, un poco de jugo de limón, tres cuartos de toma[7] de ron Bacardí, hielo. Se bate.[8]
Después intercalados entre otros:
Daiquirí: – Un poquito de jugo de limón, tres cuartos de ron Bacardí, un poco de azúcar. Batirlo.[9]
Cocktail Mary Pickford. – Se echará en una cocktelera la mitad de la cantidad que se desee preparar de jugo de piña y la otra mitad de Ron Bacardí. Se le agregarán unas gotas de granadina y unas gotas de marrasquino. Se le echará bastante hielo picado, se batirá bien, se colará y se servirá, estando la copa enfriada de antemano.[10]
Los restantes, sin especificar el tipo de ron, son:
Presidente: – Media toma de ron, media toma de vermouth francés, seis gotas de granadina, hielo. Si se quiere más dulce póngasele granadina. Batirlo.[11]
Cocktail de Fresas. – Ingredientes: botella y media de sidra, una botella de agua, medio vaso de ron, una botella de agua de Seltz, una copa grande de Jerez seco, una libra de fresas y una libra de azúcar. Se preparará un almíbar con el agua y el azúcar y se dejará enfriar. Se mezclarán aparte todos los ingredientes y se unirán al almíbar y por último se le agregarán las fresas. Se enfriará en la cocktelera y se servirá frio.[12]
Los cocteles eran y son muy famosos, sobre la popularidad de uno de los más típicos nos da razón un punto guajiro interpretado por Amelita Frade a finales de los cincuenta, dedicado a Hemingway, en ocasión de celebrarse en los jardines de la Cervecería Modelo del Cotorro, propiedad de Bacardí, un acto de agradecimiento por el gesto de donar la medalla de oro, recibida por el Premio Nobel, a la Virgen de la Caridad del Cobre.
Le gusta este suelo mío
y nuestro mar antillano,
le gusta estrechar la mano
de los humildes de aquí,
y le gusta el Daiquirí
sano, sabroso y cubano.[13]
En todo lugar, en toda ocasión…
El ron tiene su puesto de honor. Eso nos dicen o insinúan muchos anuncios, como uno de Bacardí publicado en el Anuario de El País perteneciente a 1940, este, en un artístico cartel, presenta una escena donde aparece un recién nacido en compañía de sus amorosos padres y el texto de: “Momentos inolvidables… recuérdelos con Bacardí” acompañado por una botella del referido ron y el murciélago del logotipo, cerrando con un cintillo donde anuncian los diferentes tipos de la bebida: Extra añejo, superior 1873, Carta de Oro, Carta Blanca, Elixir Cordial y Bacardí Anís.
Por su parte Matusalem en anuncios de los años 50 y del 60 en Bohemia y Carteles prácticamente no va a obviar ningún lugar ni momento para decirnos que ¡Así es la fiesta con Matusalem. Hoy alegre…Mañana bien! ¡Haga único su momento…celébrelo con Matusalem que es único! ¡…ese “algo” único de Matusalem! Y el que hemos parafraseado de ¡En todo lugar… en toda ocasión… Matusalem tiene su puesto de honor! A la vez que nos recuerda que Matusalem lo mismo sólo que en Daiquirí, highball o cualquier cocktail, por su añejamiento perfecto y su calidad exclusiva, le brinda con su buen gusto, alegría para hoy y bienestar para mañana y, nos va a mostrar, en diferentes anuncios, una pareja de enamorados en un restaurante, una playa, o sencillamente brindando; en otros, hombres jugando dominó, jugando cubilete, grupos pequeños de hombres y mujeres compartiendo en un bar, una bolera, la playa, dos hombres estrechándose la mano al cerrar un negocio, en fin en los más disímiles sitios y circunstancias siempre acompañados por una botella de Matusalem.
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Otra ocasión donde el ron también resulta eficaz en grado sumo, según una creencia muy difundida, es en el sexo. Según ella la ingestión de alcohol garantiza una erección prolongada del miembro del varón durante el acto sexual, no sabemos hasta donde puede haber incidido la propaganda en este sentido, pero si son de notar, en varios anuncios, los “artísticos” picos de algunas botellas y “el trocito de hielo” en los vasos servidos con Matusalem. ¿Propaganda subliminal? Puede ser, pero el discurso está bastante a la vista.[14]
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Ellas son divinas
Y todo un regalo del cielo, el ron Bacardí y la cerveza Hatuey también lo son. Eso parece querernos decir una añeja tarjeta postal de la referida firma que presenta una mujer descendiendo en paracaídas con un traje de escote bien abierto, sin ajustador, que muestra gran parte de uno de los senos y los pezones de ambos perfectamente marcados a través de la ropa. Con su brazo diestro sostiene varias botellas de Bacardí y con el izquierdo varias de cerveza Hatuey. En otra,[15] de la misma época, presenta una bailarina exótica con su atuendo característico y una copa en su mano derecha, en la parte superior el emblema del murciélago. Más tarde, a principios de 1960, en el anuncio de un nuevo tipo de Bacardí el “Extra Seco” con un nuevo tipo de botella, bajo el lema de ¡exquisitamente más seco! Muestra la cabeza de una mujer tendida en una playa con una toalla amarilla que le cubre el pelo y a su lado una botella y un vaso, este último lleno de bebida con cubos de hielo.[16]
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Otro anuncio bien ilustrativo de atribuirle al ron todos los encantos de una mujer, es uno de la marca Castillo publicado en Bohemia a finales de 1959, en él bajo el lema de “Ron Castillo, suave y sabroso” se muestra a la extrema derecha una botella del referido ron y al centro encerrada en un pequeño frasco una mujer en atuendo deportivo, que nos mira desde una pose provocativa sugiriendo una invitación a disfrutar de su hermoso cuerpo. Un poco más arriba en otro frasquito se lee “AÑEJO 3X pureza garantizada y añejamiento certificado”. Castillo, tal parece, según lo que insinúa el cartel, era pura esencia de mujer embotellada. Matusalem no se queda atrás y va más lejos, como veremos un poco más adelante.
![castillo ellas son divi]()
Único, el mejor del mundo
Ese toque de exclusividad que reclamaba para sí cualquier marca de ron ya la hemos visto en sus diferentes slogan, “Hay muchos Rones: Sólo un Bacardí” o ¡Haga único su momento… celébrelo con Matusalem que es único! Pero este último no se va a quedar ahí y también va a utilizar en su propaganda otros símbolos reconocidos dentro del imaginario popular como los mejores o únicos en el mundo.
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Un ejemplo es el anuncio que proclama: “la belleza de la mujer cubana es ¡ÚNICA EN EL MUNDO!, también Matusalem es único, por su sabor, su aroma y su añejamiento perfecto. El cartel presenta una parte del rostro de una bella cubana y debajo la botella entre copas y vasos. Otro ejemplo es el que anuncia encima de una hoja de tabaco abierta: “el tabaco cubano es único en el mundo” y continúa como el anterior.
Otro, algo diferente, pero con las mismas intenciones es el que representa, en un primer plano, a lo que parece ser un rico hacendado vestido de guayabera y sombrero alón con un vaso en la mano y al fondo el Santuario de la Virgen de la Caridad del Cobre, bajo el lema de: “EN ORIENTE, como en toda Cuba…SE TOMA Matusalem.”
No van lejos los de adelante…
Si el Havana Club, corre bien. Por pura casualidad entre los anuncios encontramos uno del hoy proclamado “El Ron de Cuba” y que no debía faltar en un trabajo de este tipo. Un verdadero regalo de “Más Allá”, sin dudas, enviado por Don Fernando Ortiz que quiso hacer su pequeña contribución, el mismo aparece en una de las páginas interiores de uno de los primeros números de la revista Ultra, a la que ya hicimos referencia con anterioridad, el número tres correspondiente a septiembre de 1936. En un recuadro aparece: “Tome Siempre RON HAVANA CLUB Delicioso”. Como apreciamos un anuncio muy sencillo, en él no aparece el símbolo de la Giraldilla, ni tampoco el nombre del fabricante.
![havana club deliciooso]()
El Havana Club era fabricado por la firma José Arechabala S.A. con su sede en Cárdenas y no era el principal ron de la empresa, que lo era el extra añejo Arechabala 75. Hacia 1957 parece que la compañía había dejado de fabricar el Havana Club, en 1960 tampoco lo fabricaba.[17].
Del Arechabala 75 encontramos una curiosa propaganda salida de la mano del caricaturista Wilson y publicada en el semanario Zig – Zag del 4 de junio de 1960, en la misma se presentan en primera plana un hombre y una mujer conversando: – El “viejito” de 75 es la alegría de la fiesta. —¿Y qué viejo es ese? —Añejo 75 de Arechabala. Al fondo una fiesta donde varias parejas se divierten, debajo en un recuadro de color rojo se resalta con letras en blanco: “AÑEJO 75, producido por Arechabala. Ahora en Manos de la Intervención del Gobierno Revolucionario”. En el lado derecho de la composición se muestran una botella y un vaso. La firma estaba en manos del pueblo. En esta propaganda, observamos, a diferencia de todas las anteriores, fundamentalmente las del 40 al 60 muy exclusivas y dirigidas a las clases media y alta de la sociedad, por primera vez una verdadera fiesta popular. Es tal vez uno de los primeros y últimos balbuceos de lo que pudo ser la propaganda del ron en la Revolución.
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Poco tiempo después todas las compañías roneras fueron nacionalizadas pasando a manos del estado, más tarde dejarían de fabricarse en Cuba los rones a los que hemos hecho referencia y resurge como el añejo por excelencia el Havana Club, que de inmediato capitalizó dentro del imaginario popular, por un proceso de mimetismo, todo el caudal de bondades establecidas por la propaganda para Bacardí, Matusalem, Castillo, Arechabala 75 y otros.
Hoy, ¿quién lo duda?, nuestro Havana Club, con apropiación tardía de la propaganda hecha a otros o no, tanto en Daiquirí, Mojito, en strike, o cualquier otro trago, es un regalo del cielo, pura esencia de mujer embotellada, síntesis de lo cubano en frasco de cristal, una joya de nuestra cultura, en fin que además de seguir siendo Delicioso es también, Sano, Sabroso y… MUY CUBANO… No obstante, si aún titubea… pregúntele a la nena que cierra la presente exposición.[18]
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Una versión de este trabajo con el título de “Delicioso… sano, sabroso y… muy cubano.” Se publicó en la revista Signos 68 número extraordinario del 2014. La presente es un regalo para las lectoras y los lectores de VerbiClara.
[1]La muestra en que nos apoyamos ha sido seleccionada en documentos cercanos de nuestro archivo y alguna búsqueda en Internet. Agradecemos la digitalización de las imágenes a Nelson Monzón Padrón.
[2] El Fígaro. Edición Especial conmemorativa a las fiestas de Santa Clara en honor de Manuel Serafín Pichardo. Año XXII. Números. 29 y 30. Habana, Julio 29 y 30 de 1907. Página sin numerar.
[3] Revista Villaclara. Revista quincenal ilustrada. Año 1. Número 9 Santa Clara. 1ro de junio de 1926. Contraportada.
[4] Revista Villaclara. Revista quincenal ilustrada. Año 1. Número 9 Santa Clara. 1ro de junio de 1926. Contraportada.
[5] La aparente contradicción entre el año de fundada la casa del primer anuncio 1838 y la de este 1862 no es tal, pues la destilería existía desde esa fecha propiedad de un inglés y Bacardí la adquiere en 1862.
[6] Pascual, José Antonio: Peñas y tertulias. Editorial Agora. La Habana. 1964. Pág. 177. Tomo I.
[7] Por una “toma” se entiende la medida corriente que usan los cantineros para servir los tragos.
[8] Reyes Gavilán y Moenk, María Antonieta: Delicias de la Mesa. Editorial Molina y Compañía. Muralla 55 y 57. Habana. 7ma Edición. Pág. 519.
[9] Reyes Gavilán y Moenk, María Antonieta: Delicias de la Mesa. Editorial Molina y Compañía. Muralla 55 y 57. Habana. 7ma Edición. Pág. 520.
[10] Reyes Gavilán y Moenk, María Antonieta: Delicias de la Mesa. Editorial Molina y Compañía. Muralla 55 y 57. Habana. 7ma Edición. Pág. 523.
[11] Reyes Gavilán y Moenk, María Antonieta: Delicias de la Mesa. Editorial Molina y Compañía. Muralla 55 y 57. Habana. 7ma Edición. Pág. 520.
[12] Reyes Gavilán y Moenk, María Antonieta: Delicias de la Mesa. Editorial Molina y Compañía. Muralla 55 y 57. Habana. 7ma Edición. Pág. 521.
[13] Pascual, José Antonio: Peñas y tertulias. Editorial Agora. La Habana. 1965. Pág. 60. Tomo II.
[14] En el caso del anuncio del juego de cubilete puede hasta existir sugerencia homoerótica.
[15] Las tarjetas postales a las que hemos hecho mención en el artículo fueron tomadas dehttp://www.todocoleccion.net/postal-ron-bacardi-cuba-ano-1930-envio-gratis-escrita~x30404533 y http://www.todocoleccion.net/2-bonitas-postales-ron-bacardi~x29476136
[16] Este anuncio si lo observamos detenidamente también puede estar lleno de insinuaciones subliminales, la forma de la toalla y la etiqueta de la botella nos sugieren el seno de una mujer y los dedos de la mano de la mujer vistos a través de la parte superior de la botella el órgano sexual femenino.
[17] En el número extraordinario del Diario de la Marina “Siglo y Cuarto” publicado en La Habana el domingo 15 de septiembre de 1957, en conmemoración a los 125 años de la referida publicación, aparece en la página 273 un saludo de la firma Arechabala al Diario y entre los productos que consigna que fabrica no incluye el Havana Club. Tampoco lo incluye tres años más tarde en una relación que ofrece en el semanario Zig-Zag en la página 24 del número 1134, correspondiente al 9 de abril de 1960.
[18] Tomada del número 6 de 2008 de la revista internacional de cubana de aviación Sol y Son, pág. 19. Tal parece que los códigos de la propaganda para atraer al turismo internacional, siguen siendo los mismos. Cualquier semejanza de este anuncio con el de la paracaidista de Bacardí de los años 30, debe ser pura coincidencia.